EDUARDO Y ANDRES SANTIAGO

EDUARDO Y ANDRES SANTIAGO
Costa Colombiana

La Ciudad Dulce de Colombia

La Ciudad Dulce de Colombia
Floridablanca

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Floridablanca, Departamento de Santander, Colombia
persona de altos valores eticos y morales procesando crear una red de amigos (as) con el animo de fortalecer un Club social de reuniones de tipo recreativo y a nivel pensante de las politicas del estado. Tu eres una persona muy especial para integrarte a este proceso, sumate a nuestro grupo y comparte con nosotros.....tu pensamiento es Bienvenido.............

CONOCIENDOME....

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EDUARDO BARRIOS VALENCIA

Liderazgo juvenil y participación política...


Las sociedades contemporáneas reclaman de las nuevas generaciones un compromiso más activo con los procesos de transformación de las estructuras que han probado su incapacidad para responder a las necesidades de miles de personas en todo el planeta. En medio de ese clamor, pero con una profunda incertidumbre por el futuro, hoy más que nunca debemos replantear el significado del verdadero liderazgo.

Un líder es por antonomasia energía, pasión, acción y espíritu, siempre dispuesto a entregar lo mejor de sí en favor de las grandes causas que hacen mejores seres humanos. Un líder es la esperanza, es el estandarte que inspira, que convoca, es la persona que marca el camino que otros siguen con la confianza de estar dirigiéndose a la meta adecuada para la sociedad en cuestión.

Pero la historia y el género humano generan variedad de líderes, quienes además responden a muy variadas ideologías, que se suelen clasificar de extrema derecha a extrema izquierda. Toda clasificación ideológica, por demás, resulta un tanto arbitraria, pues a los líderes debe juzgárseles por el momento en que se desempeñan. Con todo y eso, a nosotros nos parece que a Colombia conviene un líder con ideología de avanzada. Este líder es la promesa y la certeza de un cambio que se hace posible con cada voz que se une a la suya. Es el ser lúcido capaz de leer las señales de los tiempos y movilizar los sentidos de quienes aspiran al cambio pero no saben como desplegar sus fuerzas y su vitalidad para alcanzarlo. Es el que sabe el momento indicado en que el movimiento de la sociedad debe darse para inaugurar un nuevo orden. En verdad, este es un género de líder cuya alma es inmortalmente joven.

Por eso, los jóvenes de todas las latitudes son los principales llamados a revisar y actualizar la definición básica de política, en el sentido aristotélico: “como el arte de gobernar”, traducido en la noble tarea de administrar la vida de los pueblos con transparencia y rectitud, en búsqueda de su felicidad y de la realización del bien común. Gobernar es liderar desde las banderas de la igualdad, la libertad y la fraternidad, como valores de un pacto de confianza entre quienes dirigen y quienes se dejan dirigir.

La sociedad colombiana pide respuestas traducidas en líneas de acción que presenten e incluyan a todos. Los líderes deben actuar en esta nación que adolece y clama por la satisfacción de necesidades básicas. Un liderazgo que sea el motor de cambio y haga sostenibles en el tiempo y el espacio los logros y los proyectos en desarrollo. Estos líderes son los cientos de jóvenes que deben ir a la vanguardia de sus comunidades, desde el rincón más apartado de nuestra geografía nacional hasta los grandes y complejos centros urbanos.

En esta coyuntura, en la que se avecina un nuevo proceso electoral, es urgente e inaplazable que nuestros jóvenes se interesen e involucren en los procesos políticos en general y en especial en la toma de decisiones sobre el manejo del país en el cuatrienio 2010-2014. El compromiso con la definición y la resolución de los grandes problemas que enfrentan los diversos sectores de la nación colombiana, debe hacerse reivindicando el modelo democrático, potenciando al máximo sus virtudes, yendo al fondo de su sentido real para trascender su expresión formal.

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